domingo, julio 12, 2009

Conrado y los espías en la isla de los Castro

REPORTAJE: LA HISTORIA DE CONRADO HERNÁNDEZ

Conrado y los espías en la isla de los Castro
Un anónimo provocó los seguimientos de la seguridad cubana al
representante de los intereses vascos en La Habana, en paradero
desconocido desde su arresto en febrero

MAURICIO VICENT 12/07/2009

política del ex vicepresidente cubano Carlos Lage, de 57 años, el ex
canciller Felipe Pérez Roque, de 44, y otras figuras que eran vistas
como el relevo natural de la revolución, pasa aparentemente por un
nombre y un apellido: Conrado Hernández. Este ingeniero industrial,
nacido en Matanzas, de unos 60 años, amigo de juventud de Lage y con
excelentes contactos en el mundo diplomático y empresarial español,
tenía las puertas abiertas de importantes despachos oficiales cubanos.
"En jerga criolla, Conrado era un bicho, un tipo que se las sabía todas
y culebreaba bien en las alturas", dice un hombre de negocios que tuvo
considerable relación con él.

En los diez años en que Hernández representó los intereses vascos, Cuba
multiplicó las compras de productos a Euskadi

Los destituidos han sido acusados de deslealtad, indiscreciones y
ambición, no de corrupción ni de conspiración

Miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC), fue segundo de Lage cuando
éste ocupó el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes
Universitarios, en los años setenta. Tras graduarse de ingeniero pasó
por varios trabajos, desde el Combinado del Vidrio al hotel Habana
Libre, siempre como dirigente.

Su labor como jefe de inversiones en el Habana Libre coincidió con la
gestión del grupo hotelero español Guitart, a principios de los noventa,
época en la que empezó a introducirse en el mundo de los empresarios
extranjeros. "Ya por entonces vivía bien y viajaba a España con cierta
regularidad", afirma uno de sus compañeros.

En 1998, cuando el Gobierno vasco abrió en La Habana la oficina de la
Sociedad de Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), con el propósito
de coordinar la actividad de las empresas vascas y promover el comercio
con Cuba, él fue el único candidato al puesto. Su vieja amistad con
Carlos Lage era ampliamente conocida y Conrado la hacía valer, así que
llegó al cargo con todas las bendiciones oficiales y sin las
"verificaciones" que las autoridades cubanas suelen hacer. Lage ya era
en aquel momento número tres del Gobierno y estaba al frente del área
económica.

En los diez años que Hernández representó los intereses de SPRI, bajo
cuyo paraguas había unas 40 empresas acreditadas en Cuba, las ventas de
productos vascos a la isla se multiplicaron: de 88,82 millones de euros
en 1998 se pasó a 184,5 millones el año pasado. Otro dato es que el 24%
de lo que España vende a Cuba procede del País Vasco, un porcentaje
mucho más alto de lo que las ventas vascas representan en el conjunto de
las exportaciones españolas.

"No es que esto sea atribuible directamente a Conrado, pero sí es cierto
que bajo su gestión las relaciones comerciales con el País Vasco
florecieron", afirma un empresario con oficina abierta en La Habana
desde hace años.

Como todos los cubanos que trabajan para firmas extranjeras, Conrado
Hernández estaba contratado a través de una firma empleadora del Estado
que cobraba en dólares al Gobierno vasco por sus servicios, aunque él
percibía el sueldo en pesos cubanos (no más de 25 euros mensuales, al
cambio). Las gratificaciones tapadas de sus jefes extranjeros, además de
las posibles comisiones por las ventas -pecado en Cuba- eran la fuente
principal de sus ingresos y también de sus vulnerabilidad. Uno de los
buenos negocios que apadrinó Conrado fue la compra por Cuba, en 2005, de
miles de generadores eléctricos a Guascor, una pequeña empresa vasca que
de un día para otro se instaló en el corazón de los planes prioritarios
de la revolución. El país vivía entonces una situación de emergencia,
con ciclos de prolongados apagones debido al mal estado de la red eléctrica.

El negocio con Guascor, de unos 100 millones de dólares, fue una opción
estratégica de Fidel Castro para cambiar el sistema de generación de
energía, hasta ese momento dependiente de viejas termoeléctricas que se
averiaban con frecuencia. Casualmente, al inaugurar uno de los grupos
electrógenos suministrados por la empresa vasca, el 26 de julio de 2006
en la ciudad de Holguin, Castro cayó enfermo y tuvo que ser operado de
urgencia. (Desde entonces no ha vuelto a aparecer en público). Más o
menos por aquella época, los servicios cubanos de seguridad empezaron a
seguir a Conrado.

En un vídeo que desde hace meses es exhibido en la isla a los militantes
comunistas -y que hoy ya puede considerarse casi público- el presidente
cubano, Raúl Castro, asegura que la investigación a Hernández descubrió
que éste tenía relación de amistad, y contactos estrechos y frecuentes,
con Lage y Pérez Roque, así como con el ex responsable de Relaciones
Internacionales del PCC, Fernando Remírez de Estenoz, de 57 años, y Otto
Rivero, vicepresidente del Consejo de Ministros, de 41, a cargo de los
programas de la llamada Batalla de Ideas. Todos ellos fueron relevados
el 2 de marzo.

Según Raúl Castro, Conrado se convirtió en objetivo prioritario de la
seguridad del Estado por sus vínculos con agentes del Centro Nacional de
Inteligencia (CNI) de España, que supuestamente lo habrían captado como
informante por sus buenas relaciones con miembros de la nomenclatura. En
la filmación, proyectada a la militancia a modo de explicación de los
ceses de Lage y Pérez Roque, aparece Conrado en pantalla, ya arrestado,
confesando trabajar para los servicios secretos españoles.

Las autoridades cubanas utilizan como "prueba" la grabación de un
encuentro en 2007 entre Hernández y agentes del CNI en el restaurante El
Templete de La Habana, donde los comensales supuestamente acuerdan en
qué consistiría la colaboración del primero. También aparece la esposa
de Conrado, una teniente coronel del Ministerio del Interior cubano que
trabajaba en el hospital Cimeq, donde es atendido Fidel Castro y los
principales dirigentes del país, quien admite que su marido le pedía
información sobre la salud del comandante. Llega a decir que Hernández
pasó de "ser un revolucionario" a trabajar "como espía".

Los miembros del espionaje español en La Habana siempre han negado tal
versión. También fuentes diplomáticas. En esos medios la tesis es que si
Conrado trabajaba para algún servicio de inteligencia era para el
cubano, por lo que todo respondería a un plan interno para acabar con
Lage y Pérez Roque -antes considerados hombres de Fidel Castro-, en
momentos de reestructuración del poder. Lo cierto es que tras destaparse
el escándalo, el Gobierno español retiró de forma definitiva a los tres
agentes del CNI que estaban destacados en La Habana. Su relevo sigue
pendiente.

"Posibilidades hay de cualquier cosa", asegura un veterano observador de
la realidad cubana. "Si Conrado cobraba comisiones, y es lo más seguro,
parece posible que fuera fácil de presionar, desde España, desde Cuba o
desde los dos lados", comenta.

"La verdadera razón de por qué el teléfono de Hernández estaba
intervenido es difícil de saber", dice. Lo cierto es que lo estaba y que
se grabaron numerosas conversaciones telefónicas. En algunas, Conrado y
sus amigos planifican fiestas en la finca que el representante de los
intereses económicos vascos tenía en Matanzas, donde el grupo se reunía
el grupo a jugar al dominó y a relajarse. Al parecer, allí era habitual
el choteo sobre la edad y capacidad de los dirigentes históricos, en
especial del actual vicepresidente primero, José Ramón Machado Ventura,
que era calificado de "fósil" y "dinosaurio". En el vídeo también salen
conversaciones de Conrado con Remírez y Otto Rivero en el que el primero
les solicita información sobre las pasadas elecciones en el País Vasco.
Hernández entraba y salía de sus despachos con total naturalidad.

Otras dos personas son clave en la trama que condujo a la destitución de
Lage y Pérez Roque. La primera es el doctor Orlando Castellanos Lage,
primo del ex vicepresidente cubano. Éste trabajaba en el Instituto de
Cardiología y Cirugía Cardiovascular, y empezó a ser investigado a raíz
de un anónimo recibido por Raúl Castro. En el papel que lo denunciaba se
exponía que Castellanos Lage hacía "comentarios contrarrevolucionarios"
y contra la dirigencia histórica del país (a Machado Ventura llegaba a
desearle la muerte).

En realidad, este anónimo es el que supuestamente provoca el primer
seguimiento que conduce a Conrado, que fue detenido el pasado 14 de
febrero en el aeropuerto de La Habana cuando se disponía a viajar a Bilbao.

Otro hecho fortuito convierte al secretario de Fidel Castro, Carlos
Valenciaga, de 34 años, en sospechoso para el régimen. Es la fiesta que
organiza por su cumpleaños, en septiembre de 2006, en una sala del
Palacio de la Revolución, cuando el líder cubano se encontraba entre la
vida y la muerte en el mismo edificio. Raúl Castro califica de
"indecente" aquel festejo y a partir de entonces se comienza a
desconfiar de Valenciaga. El 23 de febrero de 2008, los servicios
secretos graban una llamada que le hace Lage. El ex dirigente se lamenta
de no ser él, sino Machado Ventura, el elegido por Raúl Castro como
primer vicepresidente. Valenciaga fue destituido en 2008.

En esencia, los destituidos fueron acusados de deslealtad, abuso de
poder, de cometer indiscreciones graves -Lage reveló a Conrado la
elección de Machado Ventura antes de que fuese oficial- y de albergar
ambiciones políticas. Nada de corrupción ni conspiración, por ello
ninguno fue detenido ni expulsado del Partido Comunista. Pérez Roque y
Rivero trabajan en la actualidad como ingenieros electrónicos en dos
fábricas de La Habana. Valenciaga está en los archivos de la Biblioteca
Nacional, y Lage, al parecer, sigue aún en su casa, con el estatus
conocido en Cuba como plan pijama, sin nada que hacer.

La verdadera filiación de Conrado sigue siendo un misterio. Pero, aunque
sean ciertas las acusaciones de espionaje, ¿fue ésa la razón fundamental
de la destitución de Lage y Pérez Roque? La respuesta, que se desprende
de las propias palabras de Raúl en el vídeo, parece ser que no. El
presidente cubano, al hablar ante los miembros del Buró Político durante
la sesión en la que se decidieron los ceses, el 2 de marzo, criticó a lo
que llamó los "dirigentes probeta", los jóvenes que pasan directamente
de las organizaciones políticas estudiantiles y juveniles a altos
puestos de poder. No era la primera vez que Raúl Castro hablaba de ello
y de la necesidad de acabar con las estructuras paralelas de Gobierno y
con el amiguismo como fuente de poder. Lage, Pérez Roque, Rivero y
Valenciaga fueron presidentes de la Federación de Estudiantes
Universitarios y todos ocuparon puestos destacados en la UJC, la Unión
de Jóvenes Comunistas (Lage y Rivero fueron secretarios generales de la
organización). Los cuatro eran muy jóvenes cuando ya estaban a las
órdenes directas de Fidel Castro, y Pérez Roque y Valenciaga ejercieron
durante años como secretarios personales de El Comandante. Lage era
vicepresidente del Consejo de Estado desde hace 23 años

En el pasado, otros dos dirigentes que hicieron carreras políticas
meteóricas acabaron destituidos deshonrosamente. Los dos fueron
secretarios de la UJC: Luis Orlando Domínguez, sentenciado a prisión por
corrupción en los ochenta; y Roberto Robaina, canciller entre 1993 y
1999, hasta que perdió la confianza de su mentor. También hay que
recordar el descalabro del poderoso Carlos Aldana a principios de los
años noventa.

En esta ocasión, el símbolo del relevo cae cuando la generación
histórica está a punto de desaparecer. Fidel Castro, enfermo desde 2006,
cumplirá en agosto 83 años. Raúl Castro y su vicepresidente primero,
José Ramón Machado Ventura, tienen 78. El futuro de la revolución, según
lo ve Raúl, no pasa por las personas, sino por las instituciones... Y
manda él, que durante medio siglo ha sido segundo secretario del Partido
Comunista y jefe del Ejército.

Conrado y los espías en la isla de los Castro · ELPAÍS.com (12 July 2009)
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Conrado/espias/isla/Castro/elpepusocdmg/20090712elpdmgrep_3/Tes

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