martes, julio 07, 2009

La OEA y la democracia

La OEA y la democracia
Gabriela Calderón*
Lunes, 6 de Julio de 2009

En septiembre de 2001 se firmó en Lima la Carta Democrática
Interamericana de la OEA. Este documento fue calificado hace un mes por
el hondureño Manuel Zelaya como "una babosada", cuanto intentaba lograr
la readmisión de Cuba a dicho organismo y ahora es él, también, quien lo
utiliza en su intento de volver a la presidencia de Honduras.

Sucede que Zelaya no es el único ambivalente respecto a los valores
democráticos. También tenemos al Secretario General de la OEA, José
Miguel Insulza, quien al darle la bienvenida a Cuba a la organización,
hizo de la Carta Democrática, una vez más, una letra muerta.

La mencionada carta, firmada por los 34 miembros de la OEA, enumera
ciertos requisitos para ser miembro de este "club democrático". En el
preámbulo se establece el principio de la no intervención en los asuntos
internos de los demás estados. Además, están los requisitos: tener una
democracia; respetar "los derechos humanos y las libertades
fundamentales"; que haya "acceso al poder y (un) ejercicio (de este) con
sujeción al Estado de Derecho"; tener "elecciones periódicas, libres,
justas"; que haya "separación e independencia de los poderes públicos";
que haya un "régimen plural de partidos y organizaciones políticas";
respetar la "libertad de expresión y de prensa"; entre otros. Varios de
los actuales miembros de la OEA, hace rato dejaron de cumplir algunos de
estos requisitos sin que nadie haya dicho algo al respecto.

Consideremos el caso de Cuba. ¿Existe una democracia? ¿Se puede decir
que los ciudadanos gozan de libertades básicas y que no hay violaciones
de derechos humanos? ¿Hay acceso al poder para cualquiera que no sea
miembro del círculo íntimo de los hermanos Castro y acaso ellos ejercen
el poder estando sometidos a una ley suprema? Parece que a Insulza y a
los demás líderes americanos que permitieron la readmisión de Cuba no
les importa lo anterior ni mucho menos que en la isla no haya elecciones
libres y justas ni pluralismo de partidos y organizaciones políticas ni
libertad de expresión y de prensa desde hace muchas décadas.

Líderes con tanta "trayectoria democrática" como Rául Castro, Daniel
Ortega, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que públicamente se
declaran colaboradores de algo tan retrógrado y dictatorial como la
teocracia iraní, se reunieron en Managua para dar cátedra de democracia
y defensa del Estado de Derecho.

En el contexto de lo sucedido en Honduras, es importante recordar lo que
dice este documento en el Artículo 17: "..una alteración del orden
constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un Estado
miembro constituye, mientras persista, un obstáculo insuperable para la
participación de su gobierno en las sesiones de la Asamblea General…y
demás órganos de la organización". ¿Dónde estuvo la OEA mientras que
Manuel Zelaya ignoró las limitaciones constitucionales a su poder por
parte de la Corte Suprema, el Congreso Nacional, el Fiscal General y el
Tribunal Supremo Electoral de su país?

Tal vez Honduras no estaría en la desagradable encrucijada en la que se
encuentra si la OEA hubiese desempeñado efectivamente su función. Pero
no se puede esperar otra cosa de una organización que hace ratos que
abandonó la defensa de los valores democráticos en las Américas.

*Editora de ElCato.org (www.elcato.org).

elsalvador.com :.: La OEA y la democracia (6 July 2009)
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3800242

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